domingo, 21 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES

 
TERCERA RAZÓN

3.- Un poeta: MIGUEL FERNÁNDEZ


        No perdí nunca el contacto con mi ciudad y por la prensa local tengo noticias de ella, aun estando ya destinado en la península, en un casi destierro por las cercanías de la Alcarria, tan célebremente cantada y contada por Camilo José Cela, en un pueblecito de unas 250 almas, Peralveche, cuyo topónimo responde al significado de piedras de luz. Allí, entre sus escasos moradores y que quizás haya dejado de existir como pueblo en la actualidad, supe que le fuera concedido en el año 1966 uno de los premios más prestigiosos de poesía y al que aspiran, sobre todos los jóvenes poetas, como lo es el Adonais, por su obra “Sagrada Materia”.


        Once años más tardes, en 1977, obtenía el Premio Nacional de Literatura en reconocimiento a su obra, a sus trabajos literarios, publicados desde su juventud y te sientes feliz porque un paisano tuyo recibe tal galardón, ¿Qué no sentiría él? Ya habían salido a la luz obras suyas como “Juicio Final” en 1969, “Monodía” en 1974 y “Atentado Celeste” y “Eros y Anteros”, que obtuvo el Premio Álamo, en 1975. El mismo año que obtuvo el Premio Nacional era publicada su obra “Entretierras”.
        
Miguel Fernández tuvo la fortuna de ser profeta en su tierra, allí realiza su trabajo en una entidad bancaria de la ciudad y puede parecer hasta extraño que de un hombre dedicado permanentemente a una actividad relacionada con los números, con sus operaciones, con lo puramente material, puedan surgir como contrapunto y contraste, tantas ensoñaciones, tal cúmulo de manifestaciones líricas, tan colosal manejo del verso. Por eso no es de extrañar que en el año 1982, por su obra “Discurso sobre el Páramo” el Ayuntamiento melillense le conceda el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla y que recibiera la notable distinción de ser nombrado Hijo Predilecto de Melilla.


        El reconocimiento a su obra se ve también reafirmado cuando es nombrado Académico de Bellas Artes de San Fernando o de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras de París o cuando recibe el título de Comendador de la Orden de África.

                                                      (Con Camilo José Cela y con Buero Vallejo)

    Un triste 5 de marzo, el de 1993, nos abandona físicamente; pero nos deja su excelente obra y el grato recuerdo para los que tuvieron la dicha de conocerlo, como poeta y como hombre, y el Ayuntamiento aprueba dar su nombre a una calle para perpetuarlo en el barrio de Ataque Seco, junto a nombres tan ilustres como el Director de la Real Real Academia Española, Dámaso Alonso, a nuestro apreciado sevillano Antonio Machado que tan magistralmente canto a Castilla, al malagueño Emilio Prados, al vilmente asesinado en plena juventud Federico García Lorca, al guipuzcoano Gabriel Celaya, al cántabro Gerardo Diego, al castellano Jorge Guillén, al ilustre onubense creador de “Platero” Juan Ramón Jiménez, al bohemio León Felipe, al otro sevillano célebre de la poesía Luis Cernuda, al pastor y jornalero Miguel Hernández, al chileno Pablo Neruda, al madrileño Pedro Salinas, al eterno luchador en vida Rafael Alberti, al nicaragüense Rubén Darío, al Nóbel sevillano Vicente Aleixandre, entre otros.

 Bueno sería que los cronistas de la ciudad con el apoyo de las instituciones dieran a conocer a todos los melillenses y a los que son amantes de las artes, la biografía de este paisano ilustre; así como de una antología de su producción literaria. Ahí queda el reto.

NUESTRAS CRIATURAS


CAPÍTULO DE NUESTROS NAVIDALES DURANTE TODO EL MES DE DICIEMBRE

334   .-   OTRO PAR DE NAVIDALES REALIZADOS EL AÑO 1998 CON ROTULADORES DE COLORES; UNO DE LAS COLGADURAS DE ESTAS FIESTAS Y EL OTRO DEL DESEO DE PAZ DEL NIÑO JESÚS, LLENOS DE COLORIDOS E INFANTILES.


                                                El Viso del Alcor, 21 de Diciembre de 2025

sábado, 20 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES

TERCERA RAZÓN

3.-  Un poeta: MIGUEL FERNÁNDEZ


    No tuve la dicha de conocer personalmente al excelente poeta melillense Miguel Fernández González, tan sólo como suele decirse “de vista”, y en este caso también “de oído” a través de buenos amigos comunes.

 El hecho de haber nacido y vivido en un hogar próximo del mío, en el número 11 de la calle General Mola, continuación de la nuestra, Teniente Coronel Seguí y de llevarme con él tan sólo ocho años, seguro que hizo posible algunos encuentros que desafortunadamente no recuerdo y sobre todo, ellos pudieron producirse, porque su calle era lugar escogido para muchos de nuestros juegos y además, de visita obligada, ya que en sus comienzos se encontraba el quiosco de María, surtidora especial de nuestras golosinas y tebeos.

 Seguro que mis hermanos mayores, Ángel y Domingo, sí que tuvieron alguna relación infantil con él.

 Sin embargo, por ser amante de lo cultural y en especial de la lectura, sí tuve permanente conocimiento de su actividad creativa, literaria en su caso, como la tuve de otros tantos melillenses, aun sin conocerlos, que destacaron en ella.

 Del conocido “Grupo de Melilla” de poetas de nuestra ciudad, quién puede preciarse de ser buen melillense y no conocer o no haber oído hablar, a través de sus obras, de sus encuentros, de la publicación de sus escritos, de hombres y nombres como los Jacinto López Gorgé, del notable periodista Pío Gómez Niza, con cuyo hermano Onofre sí tuvimos alguna relación, de Francisco Salgueiro o del célebre, por sus trabajos en televisión, Juan Guerrero Zamora...

    De su extraordinaria labor poética tuvimos fiel noticia por medio de dos amigos comunes, de nuestro admirado Eduardo Morillas, el pintor de Melilla, contertulio habitual en unión de otros tantos artistas locales de él y por medio también de Rafael Imbroda, nuestro apreciado Falo, ya que su esposa e igualmente amiga y compañera de profesión, Encarnita León, siguió sus mismos pasos poéticos y pertenecía últimamente a su grupo literario.


        Detrás de su aparente seriedad, que por no haber tenido trato con él desconozco si respondería a la realidad, de esa mirada fija a través de sus permanentes gafas, siempre tuve la impresión que se escondía un hombre soñador, algo tímido y sin embargo, excelente comunicador de sus pensamientos y sentimientos por medio de su herramienta preferida, la palabra convertida en verso. No conocí su primer poema “Ofelia”, publicado en 1949, poema de juventud; pues yo, con mis diez añitos recién estrenados, seguro que estaba más pendiente de mi examen de ingreso en el bachillerato y de las aventuras del Guerrero del Antifaz o de Roberto Alcázar y Pedrín.


NUESTRAS CRIATURAS


CAPÍTULO DE NUESTROS NAVIDALES

333   .-   OTRO PAR DE NAVIDALES  REALIZADOS CON ROTULADORES DE COLORES PARA NUESTRAS FELICITACIONES DEL AÑO 1996. CÓMO PASA EL TIEMPO...


                                                   El Viso del Alcor, 20 de Diciembre de 2025

viernes, 19 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES


SEGUNDA RAZÓN

2.- Un lugar: LA PISTA POLIDEPORTIVA DE BANDERA DE MARRUECOS  ( IV )

Otro hecho que vino a demostrar la buena salud de este deporte en sus comienzos fue el excelente papel que hicieron nuestros jóvenes durante algunas temporadas en los Juegos Nacionales de la OJE. Superando siempre los sectores de Andalucía con éxito y llegando a la fase final de Madrid, repartiendo trofeos con los representantes de localidades de gran tradición en el voleibol de aquellos tiempos, como Gijón, Lérida y Puente Genil, entre otros.

    Aquel recinto deportivo albergó encuentros deportivos, especialmente de básquet, de gran interés para la ciudad en aquellos años, tanto de equipos federados como de escolares, sectores de Campeonatos de España en sus diferentes categorías y organizados por la Federación Melillense de Baloncesto, competiciones militares, etc. De un encuentro de esta última competición guardo el recuerdo de una anécdota de la que siempre hago referencia por la insólita situación que vivimos. Arbitrábamos Clemente y yo un partido entre el equipo de la Legión y otro de Artillería 32. En un momento del partido un jugador legionario grita a uno de sus compañeros con el mayor de los descaros: -Pásamelo, hijo de puta. Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, como movidos al unísono por el resorte de aquella palabrota de mal gusto, suenan los silbatos de ambos e indicamos falta técnica al deslenguado; el cual, lejos de estar enfadado, pero sí sorprendido, se dirige con todo respeto y educación a nosotros y nos demanda que le expliquemos el porqué de la sanción. – ¿Usted ve normal llamar así a un compañero de juego? -, es nuestra explicación. A lo que con la más absoluta normalidad nos dice: - ¡Ah, ha sido por lo de hijo de puta!- Y dirigiéndose al insultado por su nombre, le solicita que se acerque, lo que hace éste rápidamente y cuando está junto a nosotros le pregunta: -¿Oye, tu madre qué es?- Y ahora los sorprendidos somos nosotros, pues el interrogado responde con una gran naturalidad y sonrisa: - Una puta.-La técnica no se la quitamos, por supuesto; aunque si nos unimos a su sonrisa y estimamos no hacer ningún comentario y continuar el partido.

    También y como señalaba al principio, estampamos nuestro incipiente arte en el interior de las paredes de ladrillos que conformaban el cerramiento. De la publicidad, los gerentes de esta instalación deportiva, que era la Delegación de Deportes del Frente de Juventudes, a cuyo frente se encontraba un excelente amigo de mis hermanos mayores, Pepe Vega, obtenían algún beneficio, que destinarían seguramente a la compra de algún material deportivo. Pues bien, en más de una ocasión los anuncios que allí lucían, pertenecientes a comercios de la ciudad, fueron pintados por nuestras manos, con lo que también obteníamos algunas pesetillas para nuestros gastos, ya que en casa si bien no nos faltaba lo fundamental, tampoco sobraban.

 Este campo de Bandera de Marruecos, que así le llamábamos, fue además lugar de encuentro, de citas. Era normal preguntar a compañeros y amigos dónde nos veíamos y coincidíamos allí, hubiera o no encuentros deportivos.

 Un día volví por Melilla y había desaparecido su cerramiento y en su lugar se levantaba un gran edificio, que luego supe que fue diseñado y construido por el arquitecto Burkhálter, al que conocimos con motivo de una de nuestras exposiciones de pintura que presentamos en Melilla. Así y rindiendo tributo al progreso perdimos este solar que nos cobijó durante tantísimos años de nuestra niñez y juventud, donde departimos muchas jornadas con multitud de amigos y compañeros, entre los que destacaría en especial a dos profesores de Educación Física con los que nos unió una excelente amistad, Luciano Tejedor Mata y Antonio de Antonio Campoy, que dignificaron aquella asignatura en los Centros de Enseñanza en donde ejercían la docencia e hicieron muchísimo por el deporte melillense.

       Impartiendo un curso de voleibol en la Universidad Laboral de La Coruña con José Luis Orts y Antonio de Antonio Campoy.

NUESTRAS CRIATURAS


CAPÍTULO DURANTE TODO EL MES DE NUESTROS NAVIDALES

332  .-   DOS NAVIDALES QUE SIRVIERON PARA FELICITAR A NUESTRA Y FAMILIA Y  AMIGOS EN EL AÑO 1992 REALIZADO CON ROTULADORES DE COLORES.


El Viso del Alcor, 19 de Diciembre de 2025 

jueves, 18 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES

 
SEGUNDA RAZÓN

2.- Un lugar: LA PISTA POLIDEPORTIVA DE BANDERA DE MARRUECOS ( III )

Con el primer equipo formal que participé en competición fue con el del Instituto en los juegos escolares de Melilla, guardando en uno de mis álbumes de fotografías una del equipo en la que me encuentro en un extremo y de pie, junto a Mohamed, Jaén y Tirado; en tanto que agachados están Obreo, Sánchez Pérez y Urieta que completan el mismo. Seguramente era de cuando estábamos en sexto curso, ya que nos cogió el cambio en la enseñanza que trajo consigo la supresión del séptimo curso y del Examen de Estado, pomposo nombre éste, y se implantaron las dos reválidas, las del bachillerato elemental al aprobar cuarto curso y la del superior cuando se superaba el sexto.


        
No sé la razón, aunque pudo ser por aquello de ser aprendiz de todo y maestro de nada en nuestra relación con el ejercicio directo de los deportes que allí se practicaban principalmente, lo que equivalía sin eufemismos de ninguna clase y sin dichos populares por medio a ser del montón y no destacar en ninguno de ellos, dirigimos nuestros pasos posteriormente por otros derroteros ligados, por supuesto, también al deporte, como fueron las facetas de entrenador y del arbitraje, donde se puso de manifiesto un cierto masoquismo por nuestra parte y además desde muy joven.

 No sabría decir tampoco cómo ocurrió esto; lo cierto es que nos vimos con muy pocos años con un silbato en la boca y tratando de ser justos siempre en nuestras decisiones, por nuestra forma de ser. Que lo consiguiéramos o no, esa era otra historia.

 Llegamos a hacer los cursos pertinentes para obtener los carnés oportunos desde abajo y llegué a formar con mi hermano mellizo una buena y muy compenetrada pareja, ya que nos entendíamos a la perfección. Con el transcurrir de los años, superando las pruebas exigidas y con una práctica abundante, conseguimos el carné nacional de máxima categoría, el de primera, por aquellos años en que el baloncesto melillense era dirigido con una entrega magistral por Guillermo García Pezzi.

 Muchos fueron los encuentros arbitrados en nuestra Melilla y de todas las categorías: escolares, de los campeonatos locales organizados por la Federación Melillense de Baloncesto, en las fiestas de las distintas barriadas, en los torneos internacionales de las fiestas de la ciudad con participación de equipos marroquíes o de americanos de la base de Kenitra –como en aquella ocasión en que sus componentes no habían visto jamás un botijo y se pasaron más pendientes de éste que del juego, exagerándose el número de interrupciones para intentar beber con poco éxito el agua del búcaro-, de los sectores celebrados en nuestra ciudad con participación de equipos de la península y de Ceuta, de las competiciones militares e incluso de las de las chicas, que por entonces comenzaban a hacer sus primeros pinitos y que justo es decirlo, eran aún más críticas que los varones, como en aquel encuentro en que el equipo de las hermanas Hernández perdieron y tuvimos que aguantar un auténtico chaparrón de improperios.

 En el balonvolea el otro camino seguido fue el de los entrenadores, también con los consiguientes cursos de formación, los primeros en la misma ciudad y el último en Madrid, durante casi un mes, con residencia en el Albergue de la Casa de Campo y con las clases, tanto teóricas como prácticas, en el Estadio madrileño de Vallehermoso y lógicamente organizado por la Federación Española de Balonvolea. Siendo y no quiero pecar de vanidad, los que pusimos en marcha el voleibol en nuestra ciudad empezando desde la base, reemplazando o mejor escrito, desterrando aquella denominación peyorativa que tenía este deporte de "maricavolea"; pues se empezó a vivir el mismo de otra manera. Hasta tal punto que nuestro equipo federado juvenil, entrenado a diario en este campo de Bandera de Marruecos, consiguió ser subcampeón de España en Murcia, después de ganar el sector andaluz, siendo sólo derrotado en la final por el equipo del Real Madrid.

NUESTRAS CRIATURAS


CAPÍTULO DE NUESTROS NAVIDALES

331.-   SENCILLO NAVIDAL CON LAS DOS PRINCIPALES FIGURAS DE LA NATIVIDAD, LA VIRGEN MARÍA Y El NIÑO JESÚS, REALIZADOS CON ROTULADORES DE COLORES Y SOMBRAS PUNTEADAS; ENCUADRANDO EL DIBUJO CON ESA VENTANILLA CON ELEMENTOS SIMPLES DE CUALQUIER NACIMIENTO.


                                                El Viso del Alcor, 18 de Diciembre de 2025

miércoles, 17 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES

SEGUNDA RAZÓN

2.- Un lugar: LA PISTA POLIDEPORTIVA DE BANDERA DE MARRUECOS ( II )

Nada más terminar de comer, con la digestión aún no terminada, ya estábamos allí; pues su puerta de entrada raramente permanecía cerrada durante el día. Como éramos habituales y madrugadores conseguíamos el balón de turno y raudos nos disponíamos a encestar. Para evitar el abuso de los mayores o de los más altos preferíamos jugar ordenadamente al juego que llamábamos del “Patatero”, que consistía en hacerse con el balón siguiendo un turno riguroso y curiosamente respetado por todos y lanzar a la canasta desde el lugar en que lo cogías. Si encestabas conseguías dos puntos y la posibilidad de volver a lanzar desde la línea de los tiros libres tantos intentos como éxitos tuvieras, contándose cada canasta con un punto, como en el baloncesto de verdad. Todos estos puntos se iban acumulando y cuando el primero llegaba a diez y a cada múltiplo sucesivo de cinco y con el fin de aclarar el panorama cuando éramos muchos, se iban eliminando los que tenían menos, consiguiendo alzarse con el triunfo final el que se quedaba solo. Dándose inmediatamente paso al siguiente “Patatero” .Curiosamente allí no se jugaba al fútbol.


        No faltaban tampoco de manera informal cuando completábamos el cupo de participantes, los partidillos en todo el campo o en una sola canasta cuando andábamos flojos y no queríamos correr en demasía, unas veces atacando y otras defendiendo en la misma canasta. Igualmente hacíamos  cuando jugábamos al balonvolea, teníamos que juntarnos por lo menos doce, cuestión que no resultaba difícil; aunque éste si nos exigía otras atenciones, pues teníamos que colocar los postes, enganchar la red y tensarla adecuadamente.

 Cuántas horas echamos en aquel campo de Bandera de Marruecos, unas veces practicando el deporte y en otras viéndolo. Cuando llegaba la hora de merendar se producía un alto en el camino, otros pequeños ocupaban la pista y con el bocadillo en nuestras manos volvíamos allí y engrosábamos el turno de espera. 

Recuerdo aquellas meriendas de pan con chocolate, aquel pan fabricado con harina no tan blanca como la de ahora, algo oscura, casi sin miga, un poco duro, empapado en aceite y con azúcar cuando la había o aquel chocolate que al masticarlo nos parecía arena y que le dábamos toda la coba del mundo para que no se gastara pronto, pero que nos sabía a gloria porque no teníamos otro. Poco a poco nos reintegrábamos a los juegos, ocupando las vacantes que se iban produciendo, que hasta nos aguantábamos sin ir al servicio para no perder el tajo. Así hasta que anochecía o llegaban los mayores para realizar los oportunos y formales entrenamientos, encendiéndose para ellos la también primitiva iluminación que en nada se parecía a las actuales.

 Era tal el número de horas que pasábamos en aquella instalación y habíamos llegado a tal vicio con el tiro a canasta, que hasta de vez en cuando conseguíamos ante la sorpresa de los mirones y la alegría propia, encestar desde la línea de medio campo. Eran tantas las caídas que nos dábamos en aquella superficie dura de cemento que siempre teníamos heridas en las piernas y brazos, especialmente en rodillas y codos, de tal manera que se caían unas postillas para dar paso a otras.

 Con el paso de los años se iba formalizando la práctica deportiva, pasándose a formar parte de equipos, con horarios de entrenamiento y todo.

NUESTRAS CRIATURAS


CAPÍTULO DE NUESTROS NAVIDALES

330   .-   OTRO NAVIDAL CON LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS DE ORIENTE REALIZADO CON ROTULADOR NEGRO.


                                                El Viso del Alcor, 17 de Diciembre de 2025

martes, 16 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES


RAZÓN SEGUNDA

2.- Un lugar: LA PISTA POLIDEPORTIVA DE BANDERA DE MARRUECOS (I)

Gracias al magnífico trabajo editado por la Asociación de Estudios Melillenses titulado HISTORIA DE MELILLA A TRAVÉS DE SUS CALLES Y BARRIOS, he sabido algo más acerca del topónimo concedido a uno de los lugares más visitados en nuestra niñez, el de Bandera de Marruecos, justamente en donde hoy se levanta el original y atrevido Edificio Parque, diseñado por el arquitecto don Enrique Burkhálter

Fue la Bandera de Marruecos una Bandera de Falange que se formó con falangistas de Melilla, Ceuta y del Protectorado de España en Marruecos en septiembre de 1936.

De Melilla partieron el 17 de septiembre para Tetuán 282 camisas azules. Antes de partir para el Campamento de Dar Riffien asistieron a una misa en el Hospital de la Cruz Roja, desfilando después por la Avenida y siendo revistados en nuestra calle, en la de Teniente Coronel Seguí.

El día 18 llegaron a Targuist y un día después a Tetuán, para sin detenerse llegar al campamento citado, donde se concentraron con ellos falangistas de Villa Sanjurjo, Larache, Tetuán, Alcazarquivir y Ceuta, en un total aproximado de 700.

La primera expedición de la Bandera con destino a Sevilla por vía aérea salió el día 29 del mismo mes, concentrándose por completo en dicha ciudad el día siguiente.

 

Pero el lugar escogido por mí no fue, por supuesto, por su topónimo ni por el respeto que se le pueda tener al mismo, a cuya Bandera quiso alistarse el que fue mi querido hermano político, Pepe, cuando aún no había cumplido los dieciocho años, motivo por el cual fue rechazado y que no le hizo modificar su decisión; pues el mismo día que los cumplió se enroló en ella con el gran y lógico disgusto para sus padres y hermanos. El motivo fue otro y bien distinto, el que fuera el lugar, sin ningún género de dudas, más frecuentado por nosotros, dada la cercanía a nuestra casa, sita en la calle Teniente Coronel Seguí, para practicar la actividad deportiva, ya que contaba con una buena pista polideportiva, siendo  el baloncesto y el balonvolea los dos deportes a los que más se jugaba.

 Contaba esta pista con un cerramiento de mampostería y con una única puerta de entrada, en chaflán, en la esquina más cercana a la del Parque Hernández. Hablo de este cerramiento, porque como contaré más adelante a lo largo de este apartado en momentos dejamos nuestra huella artística sobre él. En la otra esquina del solar, en la más próxima a la Vinícola, bar típico del lugar y con claro sabor añejo, donde decían los mayores se bebía excelente vino, acompañado de mejor chacina que también se despachaba al público, se encontraban unos primitivos vestuarios, por llamarlos de alguna forma y un pequeño almacén que era un auténtico trastero que servía para guardar  de todo, aunque no estuviera relacionado con el deporte.


NUESTRAS CRIATURAS


CAPÍTULO DE NUESTROS NAVIDALES

329   .-   OTRO PORTAL DE BELÉN INCLUYENDO AL BUEY Y A LA MULA, REALIZADO CON ROTULADOR NEGRO Y CON SOMBRAS PUNTEADAS. 

                                                     

                                        El Viso del Alcor, 16 de Diciembre de 2025

lunes, 15 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS. MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES


CIEN RAZONES

RAZÓN PRIMERA   ( IV )

1.- Un deportista, José García Castro, PEPILLO

Argentina estaba demasiado lejos y los tiempos eran otros bien distintos a los actuales en lo que se refiere a los medios de comunicación, como para poder seguir su marcha deportiva en aquel país de allende los mares. Sin embargo, se produce un hecho, con motivo de un encuentro firmado por ambos clubes en razón de su fichaje y que debe celebrarse en Madrid, que nos hace tener noticias suyas muy directas. Mi hermano Clemente se encuentra por aquellos días en la capital haciendo un curso de dramatización bajo la dirección del recientemente fallecido  Don José Tamayo y en un tiempo de ocio en el mismo, enterado del acontecimiento deportivo y conocedor por medio de la prensa del hotel donde reside el club bonaerense, se pone en contacto con Pepillo, encontrándose con él posteriormente en su alojamiento, teniendo la suerte de departir un buen rato con el paisano, consiguiendo la correspondiente entrada para presenciar el partido de la noche y viviendo muy de cerca una anécdota de las que no se contaban en la prensa de aquellos días y que pudo cambiar hasta el signo del partido. Fue la de la negativa de los jugadores argentinos de celebrar el mismo si no se les pagaba antes de la celebración del encuentro como se lo habían prometido y en dólares, nada de pesos argentinos. Todo se aclaró al final, se celebró el partido y Pepillo vencía a su antiguo club, el Real Madrid, ganador ya de algunas Copas de Europa en su propio campo, el Chamartín, consiguiendo el melillense uno de los goles en aquel encuentro. Clemente me contó el acontecimiento con todo tipo de detalles y era tal nuestra compenetración que a veces tengo la sensación de haberlo vivido yo en la realidad; lo que también viene a demostrar mi gran imaginación.


        Cuando regresó de Argentina creo que dejó el fútbol activo y que volvió a nuestra ciudad natal, ejerciendo de director técnico del club local u otras tareas relacionadas con el fútbol. La verdad que no estoy muy seguro de ello; aunque sí lo estoy de que por razones de este deporte y por otras comerciales, estableció su residencia en Málaga, entre otras cosas porque le hicimos en cierta ocasión una visita en dicha ciudad y en una tienda de calzado infantil; siendo recibido con la cordialidad que siempre le caracterizó y hasta me atrevería a decir que lo hizo de una manera especial por el afecto que nunca le faltó hacia sus “mellis”.

 Tengo que decir, no con tristeza, pero sí con una cierta nostalgia, que no he vuelto a saber más de él. Sin embargo, siempre ocupará en ese arcón de mis recuerdos un lugar de privilegio, porque entre otras cuestiones, mi debilidad hacia él por una frase sencilla y repetida que me parece estar escuchándola cuando cierro mis ojos y me introduzco en mi pasado:

-       Melli, tú de portero conmigo.

 Gracias, José García Castro, Pepillo, mi deportista preferido.

 

Hoy, 11 de mayo de 2003, me he enterado a través de las páginas deportivas del ABC de Sevilla, que el pasado viernes nos has dejado para siempre y que los jugadores del que fue tu equipo durante seis temporadas, el Sevilla C.F., donde llegaste a ser un verdadero ídolo deportivo, en su enfrentamiento con el Barcelona llevarán brazaletes negros en señal de duelo; en tanto que a mi se me ocurre en el silencio y la soledad que me acompaña en estos momentos elevar a los cielos una sencilla oración por ti y el deseo sincero de que descanses en paz.

NUESTRAS CRIATURAS

 
CAPÍTULO DE NUESTROS NAVIDALES

328   .-   CURIOSO NAVIDAL EN QUE LA FELICITACIÓN Y EL DESEO DE PAZ SÓLO TIENE COMO PROTAGONISTA A UN SIMPÁTICO JESÚS EN SEIS POSTURAS DISTINTAS EN SU CUNA.

                                                El Viso del Alcor, 15 de Diciembre de 2025

domingo, 14 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES


RAZÓN PRIMERA   ( III )

1.- Un deportista: José García Castro, PEPILLO

Nuestro Pepillo también triunfa en Sevilla y de qué manera. Por cierto que hace días estuve en dicha ciudad haciendo unas gestiones relacionadas con este club deportivo, siendo recibido por su director técnico, don Ramón Rodríguez Verdejo, más conocido futbolísticamente por Monchi, que fue notable guardameta hace escasos años de esta entidad deportiva y me encantó ver en las oficinas que este club tiene en su mismo campo de fútbol, el Sánchez Pizjoan, una fotografía de un jovencísimo Pepillo, sonriente como siempre y con cara de niño travieso, junto a otras fotos individuales de figuras gloriosas del Sevilla C.F.


        De su paso por Sevilla guardo algunos recuerdos, pues seguíamos su trayectoria deportiva especialmente a través de Marca y de la prensa local que lógicamente se hacía eco de sus triunfos por el simple hecho de ser melillense y muy querido en la ciudad. Hay uno muy especial por lo que tiene de atípico, aunque en la ciudad del Guadalquivir todo es posible, como fue lo que le ocurrió en una jornada memorable suya que salió del estadio sevillano a hombros de los aficionados como si de excelente torero se tratara y cumpliera con el rito de la salida por la puerta grande del Sánchez Pizjoan, convertida en simulada Maestranza.

 El éxito le seguía sonriendo y su escalada no cesaba. ¿Se puede aspirar en el fútbol español a más que jugar en el equipo del Real Madrid? Algunos entendidos dicen que no. Pues Pepillo lo consiguió y se traslada a la capital del país porque es fichado por el club merengue; aunque le ocurre algo parecido a lo que tienen que sufrir jugadores actuales como los Solari, Morientes, Guti o Mac Manaman, por señalar a algunos, que son excelentes jugadores y que están en el banquillo porque deben existir otros que ahora les llaman galácticos. Pepillo coincide en su puesto con uno de los monstruos del fútbol mundial, con el genial Alfredo Di Stefano en su mejor momento, por lo que tiene muy difícil jugar en dicho club con asiduidad.


        Sin embargo, cuando volvía a Melilla y nos lo encontrábamos por la ciudad, para el que nosotros éramos en un sentido afectivo los “mellis”, siempre nos señaló que a pesar de no jugar estaba contentísimo en el Madrid, tanto por el trato recibido por parte del club blanco como por la cuestión económica, ya que pagaban muy bien y es más, como anécdota nos contaba que cuando recibían el sobre al final de cada mes ni lo abrían y que no era de extrañar de encontrarse en algunas ocasiones con algo más de dinero de lo habitual, cosa que cuesta creer o que quizás serviría para justificar el hecho de que nadie se quisiera marchar, también por entonces, y de que se encontraba muy bien allí.

 A pesar de todo, el jugador normalmente quiere hacer lo que sabe hacer y ejercer la profesión que ha escogido y Pepillo no era una excepción. Estando con el numero nueve en su camiseta el delantero argentino Di Stefano, él sabía que tenía muy crudo enfundarse aquella elástica y aceptó, porque aún era joven para seguir practicando este deporte, marcharse al River Plate, siendo uno de los primeros futbolistas que emigró al extranjero desde un país como el nuestro que sí estaba acostumbrado ya a recibir jugadores de otros países.


NUESTRAS CRIATURAS


CAPÍTULO EN ESTE MES DE DICIEMBRE, EL DE LA NAVIDAD, DE NUESTROS NAVIDALES

327   .-   CURIOSO PASA PÁGINAS DE FELICITACIÓN DE LA NAVIDAD REALIZADO CON TÉMPERA Y CON MUCHOS ELEMENTOS Y PERSONAJES PROPIOS DE ESTAS FECHAS.


                                               El Viso del Alcor, 14 de Diciembre de 2025

sábado, 13 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES


RAZÓN PRIMERA   ( II )

1.- Un deportista: JOSÉ GARCÍA CASTRO, PEPILLO

    Nadie le ganaba tampoco a dar pataditas a la pelota o al balón; nos dejaba a los demás que iniciáramos el juego y si había alguno en la reunión que se destacaba, a Pepillo le daba igual, comenzaba y siempre sonriendo, sin olvidarse de sus variados golpes, subiendo más o menos la pelota, a su gusto, alternando con la rodilla o con los hombros y la cabeza, con un coro de niños que contábamos cantando sus golpes, lo superaba sin esforzarse, consiguiendo el aplauso de sus improvisados seguidores, que ya los tenía desde muy tierna edad.

 Cuántas veces en su casa de Actor Tallaví, al mudarse a ésta dejando su hogar del barrio Obrero, que contaba con un largo pasillo con habitaciones a ambos lados, al ir a buscar a su hermano Pacoli después de merendar para salir un rato a jugar, nos demostraba sus habilidades. Desde la puerta de entrada, golpeando de distinta manera el balón, lo introducía en la habitación que quería o que nosotros elegíamos, imprimiéndole diferentes efectos que hacía que el balón cogiera trayectorias bien distintas a la normal, ante la mirada atónita de nuestros ojos, las bocas abiertas y por supuesto, la posterior decepción cuando intentábamos emularlo nosotros en repetidos intentos.

 Era interesante comprobar en los recreos del Instituto como se convertía en tema de conversación y por la fuente más directa, que era la de su propio hermano Pacoli, la de saber como aquel juvenil entrenaba ya con los profesionales y se preparaba su debut en el equipo de la ciudad. También seguíamos estos inicios sorprendentes a través de las páginas deportivas de “El Telegrama del Rif”, nuestro diario de aquella época.

 Pepillo tiene madera de ganador y cuando le llega la oportunidad sabe aprovecharla y triunfa en la U.D.Melilla de entonces. Se queda con los aficionados por sus habilidades, que ya demostraba desde la niñez, por sus regates impresionantes, con los que a más de uno les rompía su cintura y que eran a veces causa de que algunos dieran con su trasero en el césped; sabe saltar cuando quieren buscarle las cosquillas, porque es escurridizo como pez en el agua y marca goles de bella factura, que es una de las cuestiones importantes en este deporte.

 Como se diría hoy, su carrera es fulgurante, cada vez adquiere más fama en su ciudad y fuera de ella. Después de algunas brillantes temporadas en Melilla, ya más curtido y hecho físicamente, los ojeadores del Sevilla F.C. se fijan en él y da el salto a la ciudad de la Giralda.


        Entre tantas virtudes, como su técnica es incuestionable, su olfato de gol, su juego de cabeza, pensando y actuando para resolver en décimas de segundo, su saber estar en el sitio ideal para hacer daño deportivo al contrario; sólo tenía un inconveniente, su aparente fragilidad y el riesgo de poder ser castigado por sus contrincantes, siempre más fornidos y que se las veían y deseaban para poder frenarlo. De ahí que le recomienden desde el club sevillano, entre otros ejercicios, en la época de descanso sus largos paseos por la orilla de la playa, metiendo sus tobillos en el agua para fortalecerlos. Que por cierto, la tenía tan cerca de su casa que salía de ésta y se daba de bruces con la de San Lorenzo.

viernes, 12 de diciembre de 2025

NUESTRAS CRIATURAS


CAPÍTULO DE NUESTROS NAVIDALES

326   .-   OTRO NAVIDAL CON JOSÉ, MARÍA Y JESÚS REALIZADO CON PUNTA FINA Y CON SOMBRAS DE PUNTITOS QUE LO HACEN MUY GRATO.


                                                El Viso del Alcor, 12 de Diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES

 
RAZÓN PRIMERA    ( I )


1.- Un deportista: JOSÉ GARCÍA CASTRO, PEPILLO

 Algunos años mayor que nosotros, pocos, y con el que tuvimos la suerte de compartir juegos en la niñez, vecino del mismo barrio, el Obrero, en cuya calle central vivía con toda su familia, en la planta alta de una bonita casa, con retazos modernitas. Pertenecía la suya a una clase media acomodada; su padre era el que prácticamente llevaba a su cargo la farmacia de la entrada de la calle General Mola, la del Sol; aunque no era el farmacéutico titular. Tenía una hermana mayor con la que tuve poca relación y un hermano más pequeño, Francisco, compañero y amigo para todo, al que siempre conocimos como Pacoli; su madre, una bella y agradable mujer, siempre tuvo una sonrisa y un trato cordial para los amigos de sus hijos. Completaba la familia una señora de edad que debía de ser su abuela, a la que veíamos siempre sumida en su luto y sentada en una butaca que se balanceaba, en una de aquellas mecedoras de antaño, cuando íbamos a su casa.

 Vivían bien en aquel hogar, casi nada les faltaba a sus moradores; aunque no se veía lujo ni practicaban el derroche. En este ambiente fácil, por aquellos años de postguerra y sencillamente porque él era así y no de otra manera, a mi tocayo no le atraían los estudios. Como muchos de nosotros, estudiaría en la Academia Martín, muy cerca de su casa, para pasar a los diez años, después del preceptivo examen de ingreso en el bachillerato, al Instituto Nacional de Enseñanza Media de Melilla, el único centro público de este nivel que existía por aquellos años en nuestra ciudad.

A trancas y barrancas fue sacando los cursos de bachiller, que por entonces eran siete y que terminaba con el examen llamado de Estado, especie de revalida, con algunas asignaturas suspensas en junio y que en septiembre conseguía aprobar con más suerte que empeño y porque en la proximidad del otoño se bajaba el listón de las exigencias. Hasta que el severísimo director del centro por entonces, don José Boluda, catedrático de Geografía e Historia, cansado de sus rabonas, de su escaso interés por los estudios en contraposición al que demostraba por el regateo y el meter el balón entre los palos de una portería de fútbol, sin pretenderlo le dio el definitivo pasaporte para que se incorporara a este deporte y se olvidara para siempre del sacrificio de tener que pasear los libros como obligación cotidiana.

 Pepillo había nacido para ser futbolista, como el que nace para cantar, para plasmar la realidad con el color en un lienzo o para ser equilibrista sin tener antecedentes circenses. Lo llevaba en la sangre, en sus delgadas piernas y en su cabeza. De verdad que ya de pequeño era delgado, espigadote y algo canijo, y siempre siguió así. De rostro agradable, rubio, de los que usaba brillantina y después mucho fijador, la gomina de ahora, para sujetarse el tupé, con rostro de niño algo travieso durante toda su vida, aparentando siempre menos edad de la que realmente tenía; aunque cuando asumió su responsabilidad de dedicarse en serio a aquello del balompié era verdaderamente un crío.

 No sé el porqué de que casi siempre me eligiera como compañero suyo para los partidillos que jugábamos en la plazoleta que existía entre los bloques de la calle Teniente Coronel Seguí y cuando aún no había iniciado su aventura futbolera. Él no necesitaba a muchos para enfrentarse a otro grupo de chavales; con un portero, siendo yo el afortunado elegido para esta tarea, y otro jugador de campo, se enfrentaba a media docena de contrincantes sin ningún temor, terminando por aburrirlos con su regate fácil, que lo era tan extraordinario, que daba la impresión de tener la pelota como pegada a sus pies con una gomita, siendo casi imposible arrebatársela..

 Mientras, yo gozaba doblemente, porque me metían menos goles que los que él marcaba cuando decidía dejar de regatear y se iba para la portería contraria sin ser visto y como quería, para introducir la pelota entre las dos piedras, y por ser privilegiado observador de sus auténticas diabluras futbolísticas, pues nadie mareaba mejor a sus contrarios que él.


jueves, 11 de diciembre de 2025

NUESTRAS CRIATURAS


CAPÍTULO DE NUESTROS NAVIDALES

325    .-    ADORACIÓN DE LOS REYES AL NIÑO-DIOS, JESÚS, REALIZADO CON ROTULADORES DE COLORES Y CON UN ESTUPENDO ENCUADRE.


                                                El Viso del Alcor, 11 de Diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES

CIEN RAZONES...  ( I )

     Cien razones son más que suficientes para trasladar mis vivencias en la ciudad que me vio nacer, la antigua Rusadir, la moderna y cosmopolita Melilla, a unas cuantas páginas de paciente papel que estoy seguro que será benévolo con mi atrevimiento; lo que hago extensivo, en mi deseo, a aquellos posibles lectores, que deben armarse de la misma comprensión, por si alguna vez caen en sus manos éstas y quieren perder su tiempo (de ocio) en su lectura.


        Cien razones que giran por igual en torno a personas de las que tuve claras evidencias de su vivir, en no pocas, y de las que conté con referencias notorias, en otras; así como de lugares, rincones, edificios, acontecimientos, objetos y un largo mosaico, que me parece más apropiado que la común etcétera, de recuerdos que brotan en torno a la Melilla que conocí y en la que transcurrieron años importantes de mi vida, desde mi nacimiento en 1939, nada más terminar la triste contienda civil iniciada en 1936 y con la ciudad como notable protagonista, hasta que por razones profesionales me vi obligado, allá por el año 1963, a residir fuera de ella.

 Veinticuatro años de vida pueden dar mucho de sí para llenar arcas de gran tamaño de retazos de vidas, de nostalgias y añoranzas, de sentidos y placenteros recuerdos, de recreadas historias y leyendas que te juegan a veces la mala pasada de confundir o entremezclar, casi conscientemente y con premeditación y alevosa complicidad, la realidad con lo soñado o deseado; de elevaciones de lo anónimo y lo intrascendente, las menudencias, a la categoría de lo sublime; de introducciones de ciudadanos de a pie, corrientes y molientes, en el escalafón de la modesta biografía impresa; de rememoraciones de nombres lejanos en mi tiempo... Y todo ello, alimentado en la distancia por una especie de cordón umbilical que nunca deseé cortar por gratitud y hasta por egoísmo, que siempre me permitió a través de las frecuentes, a veces, y lejanas en el tiempo, en otras ocasiones, visitas a la ciudad, por los motivos más variados y por el permanente contacto que tuve siempre con los míos, con los más cercanos por mor de la consanguinidad o del afecto, la existencia de un flujo y  reflujo, tan vitales, que viví en Melilla aún en la lejanía.

 Es bueno advertir, por lo menos para que mi conciencia quede tranquila, que bien lejos está este atrevimiento mío en pretensión de convertir mis pensamientos en crónica, ni menos aún en fabricar una obra literaria; tan sólo me mueve, como diría el poeta, y con los muchos años que ya se te vinieron encima, ocupar el obligado ocio originado por el jubileo, la simpleza de afianzar unas raíces, el volver la mirada atrás cuando el camino dejado en la balanza de la vida es más largo que el del devenir incierto y presumiblemente corto, el contradictorio e infantil goce, llegado este tiempo de la mayoría de edad, de relatar batallitas con sus correspondientes e ilustres personajes y con el exclusivo marco narrativo de la Melilla de mis amores y mi tiempo, por más que esto pueda parecer trasnochada cursilería; así como la gratitud y el respeto hacia todos los que me produjeron este placer con su solo recuerdo.

 Ni fui el primero, ni seré el último. Muchos, los más, porque quedarán fuera de este arcón; pero no hay que preocuparse, porque otros atrevidos como yo llegarán y a otros santos vestirán; estando seguro de que lo harán con mejores ropajes, con palabras más justas y certeras, con pensamientos más claros, amenos y fluidos, con otras pretensiones bien distintas a las mías, respetadas y respetables todas, y que pueden tener un factor común, el de tratar de Melilla, de sus rincones, de sus gentes, de su pasado y de su futuro: tarea que no sólo es patrimonio de los políticos, ni siquiera de los escritores; sino de todo melillense bien nacido y por tanto agradecido, como pretendo serlo yo con este alegato anárquico en su fluir, pero muy sincero.

 Cien razones sin concierto, un centenar de extensos pensamientos en rededor de entes y objetos concretos y cien motivos de gozo para el recuerdo, repartido en dos bloques envueltos en el mismo desorden.

 Bien pudiera decir aquello de: ¡Qué se alce el telón de esta monumental osadía!